domingo, 4 de abril de 2010


Cuando se deteriora una relación amorosa, podemos desgarrarnos en el dilema de afianzar el vínculo, o dejar que se rompa. Si prevalece la indecisión, el conflicto interior acaso bnos deprima hasta el punto de enfermarnos. Hemos e elegir con prontitud entre aferrarnos y luchar por seguir juntos, o desistir y retirarnos.
Aferrarnos infructuosamente a un amor marchito es como apretar el puño cada vez con mayor fuerza, hasta hacer que los nudillos de los dedos palidezcan. Abandonar la lid es como abrir los puños de nuevo: nos sentiremos mejor... pero con las manos vacías.
Paul Lowney

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